Acerca
de algunos errores básicos en la Nutrición:
Uno
de los problemas a nivel alimentario en nuestra vida diaria, es el
equilibrio del pH. Es decir, si nuestros abuelos, por la carestía de
vida y la pobreza de medios de su tiempo, no podían acceder a otro
tipo de alimentación que no fuese la casi vegetariana, que se podría
llamar auténtica dieta mediterránea, basada en fritos de pescado,
ensaladas, quesos frescos y leguminosas, hoy en día, estos hábitos
han cambiado claramente.
En
esta dieta, existía un buen balance ácido-alcalino, un buen
promedio de pH, que caía más del lado alcalino que del ácido. Hoy
día, por el modo de vida que llevamos, el ratio de pH
ácido-alcalino, se ha desplazado del lado ácido claramente. Es
decir, si nuestros abuelos y ancestros, conocieron una alimentación
apoyada sobre el 65% en alimentos de pH básico y 35% ácido, hoy día
esta proporción se ha invertido.
Dependemos
de comidas preparadas, embutidos, ahumados, salazones, carnes rojas,
quesos muy maduros, huevos, salchichas, y un largo etcétera. Como
consecuencia de esta inversión de pH alimentario, el organismo se
resiente, y emplea estrategias de compensación, “robando” calcio
de los huesos bajo dos sales bien conocidas, fosfato cálcico y
carbonato cálcico. El organismo extrae estas sales de la masa
trabecular ósea. El pH sanguíneo, situado entre 7.35 y 7.45 queda
constantemente compensado por la aportación de estas sales tampón.
Los
7 errores básicos en la ya mal llamada “dieta mediterránea”:
Podríamos
resumirlos como el consumo de : 1º) pan blanco, 2º) azúcar
refinado, 3º) leche de vaca, 4º) vinagre de vino, 5º) el no
empezar las comidas con ensaladas o frutas, 6º) la sal refinada, y
7º) el mezclar proteínas con carbohidratos con un índice de
almidón alto, p.ej. el clásico filete de carne o pescado con
patatas, o incluso huevo con patatas. Podríamos encontrar muchos
errores más, pero nos ceñiremos a hacer un breve comentario de cada
uno de ellos.
1er.
error: el pan blanco. Cuando comes este tipo de “pan”, comes algo
empobrecido, sin aleurona, sin gérmen, sin salvado, fibra insoluble
que te ayuda a aumentar el bolo fecal, y a eliminar toxinas, metales
pesados y materia fecal de putrefacción adherida a la pared interna
del colon. En el germen, se encuentra la vida del grano, los ácidos
grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
Todo
lo que tenemos en este “pan”, es harina refinada, que forma una
especie de engrudo al reaccionar con la saliva que se pega en la
pared del intestino, impidiendo una buena absorción de nutrientes, y
que los fermentos y enzimas digestivos pueden hacer su trabajo
correctamente. Muchos estreñimientos se deben a la nocividad de este
“alimento”.
2º
error: ¿Qué decir de la leche de vaca?
Os
recomiendo que leáis “el lado secreto de la leche” en la red, es
muy clarificador. Retengamos que la desaparición de la lactasa y la
renina, enzimas que procesan la lactosa y las proteínas de la leche,
sucede entre los 4 y 6 años de edad. A nosotros nos sucede como a
todos los animales, el organismo nos suministra “avisos” de
abandono de este alimento, pero seguimos tomándolo, seguimos
forzando la máquina. ¿cuál es el único mamífero que no se
desteta? ¿por qué dar a mi bebé una leche de continuación basada
en la proteína láctea, cuando las hormonas de crecimiento en esa
leche están pensadas para un ternero y no en un bebé humano?
¿Qué
ocurre cuando se pasteuriza la leche y se homogeiniza?
Pues
que el pH de salida, es decir de la ubre de la vaca, es ligeramente
alcalino, pero cuando llega a tu mesa en un brick, el pH ha cambiado,
pasando a ser ácido. Es decir pasa de 7.1 a 5.8. ¿Qué comporta
esto? Pues que el sumatorio de alimentos de origen animal, tiende a
bajar el pH del organismo, y éste, tiene que elevarlo, es decir
llevarlo a su sitio “robando calcio de los huesos”, las sales de
calcio comentadas más arriba.
3er.
Error: el azúcar refinado. Su metabolización conlleva robo de
minerales y nutrientes de forma clara. Calcio, magnesio, vitaminas
del complejo B, en especial la B1, la vitamina del amor y la
serenidad. Su uso acidifica el pH, contribuyendo con lo argumentado
más arriba a complicar más las cosas.
4º
Error: el vinagre de vino. Al hecho de no comenzar las comidas con
ensaladas, añadimos el aderezarlas con vinagre de vino. El ácido
acético endurece los alimentos, por su acción sobre las proteínas,
dificultando la digestión. Rompe la mucosa del estómago,
facilitando la aparición de patologías como la gastritis. Erosiona
el esmalte dental, y no contiene apenas nutrientes. Cuando pasa a la
sangre, produce una cierta destrucción de glóbulos rojos,
eritrocitos.
5º
Error: no arrancamos las comidas con ensaladas! Comencemos las
comidas con ensaladas o frutas. Esto nos permitirá mejorar la
formación de fermentos digestivos. Enzimas que procesarán mejor
los alimentos, permitiendo que sean mejor asimiladas. El comenzar con
frutas, realiza la misma función que la ensalada de hortalizas,
tened en cuenta que no deberíamos mezclar frutas en la ensalada,
tratando de mejorarla. La fruta, especialmente la ácida, combina mal
con las verduras, las sales minerales de las verduras no “hacen
buenas migas” con los ácidos de las frutas. La única excepción
es la manzana.
6º
Error: la sal refinada. Las sales anejas o acompañantes al cloruro
sódico, Carbonatos, Sulfatos, no aparecen. Aunque nos la enriquezcan
con yodo, no es para nuestro criterio, algo suficiente. Privilegiad
en la medida de lo posible la sal marina integral, la sal de salinas.
7º
Error: la mezcla de proteína animal-carbohidratos con valores de
almidones elevados. La patata, en el estómago, tiende a rodear la
carne, e impedir que sea bien tratada por las enzimas digestivas. El
bolo, va recorriendo los diferentes segmentos del intestino delgado,
sin entregar todos los nutrientes a la sangre, dado que no han
llegado a ser separados convenientemente. Se llega de esta manera, al
intestino grueso, con alimento no convenientemente digerido o
procesado previamente, con lo que se produce una reacción de
putrefacción, al encontrarse los clostridios, un tipo de bacteria
intestinal, con los ácidos biliares secundarios, los productos
resultantes, entre ellos, cadaverinas, putrescinas,
20-metilcolantreno, normocolenos, índoles, fenoles, tomaínas, etc,
van a incrementar la flora de putrefacción en detrimento de la de
fermentación.
La
erosión sobre el epitelio del colon, permite con el paso del tiempo
una mayor permeabilidad del mismo. Esto supondrá una sobrecarga para
el hígado, que recibe vía sistema portal toda la corriente de
nutrientes y la carga tóxico-alimentaria.
REFERENCIAS:
A.
González: Una Excursión por la Medicina Natural y mis mejores
Trucos de Salud., Edita el Autor. http://bit.ly/2f175SO
Jorge
Pamplona: Enciclopedia de los Alimentos, Edit. Safeliz, Madrid, 2003.
J.
Gil Muñoz, La Salud por los Alimentos, Ed. autor. Huesca, 1998.
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